La pobreza energética afecta a millones de personas, especialmente durante los meses de verano. El cambio climático acrecienta el problema al aumentar las temperaturas extremas, haciendo que la necesidad de refrigeración en los hogares sea más urgente y costosa.
En este contexto, es vital entender qué es la pobreza energética, cómo impacta en la salud y bienestar de las personas, y qué medidas se pueden tomar para mitigar sus efectos y mejorar la calidad de vida de quienes la sufren.
¿Qué es la pobreza energética?
La pobreza energética se refiere a la incapacidad de un hogar para mantener unas condiciones térmicas adecuadas, ya sea en invierno o en verano, debido a tres factores fundamentalmente:
- Los ingresos del hogar.
- Los precios de la energía.
- La eficiencia energética de la vivienda.
Este fenómeno afecta a la salud y al bienestar de las personas, generando, en casos extremos, riesgos para la salud.
Una quinta parte de la población europea no puede permitirse mantener sus hogares a una temperatura suficientemente fría en verano, especialmente en el sur y el sureste de Europa.
Las altas temperaturas se asocias al disconfort o incomodidad para descansar. Pero tienen un importante impacto en la salud para todas las edades, especialmente en los más mayores.
Además de afectar a la salud de las personas, no hay que olvidar que, si se reduce la demanda de energía en un 70% aproximadamente, se reducirán también las emisiones de gases de efecto invernadero y se mejorará el impacto en el medio ambiente.
La crisis climática
El cambio climático intensifica la pobreza energética al aumentar las temperaturas extremas, haciendo que los veranos sean más calurosos y las necesidades de refrigeración más urgentes.
Esta situación obliga a muchas familias a elegir entre pagar las facturas de energía o cubrir otras necesidades básicas. Además, la crisis climática aumenta las desigualdades, ya que los hogares más vulnerables son los más afectados por los impactos del calor extremo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la temperatura de las casas esté en torno a los 25 y 26 grados. En España, el 33,6% de los hogares no pueden garantizar esta temperatura durante el verano.
A partir de los 26ºC, descender 1º la temperatura en el aire acondicionado, encarece la factura un 7%.
Para los próximos años, se prevé un aumento de al menos 2ºC, con un incremento de las olas de calor durante el verano. Por lo tanto, garantizar una temperatura adecuada en los hogares cada vez será más complejo para toda la población.
Cómo evitar la pobreza energética
Para combatir la pobreza energética en verano, es crucial mejorar la eficiencia energética de los hogares. Esto incluye la instalación de aislamiento térmico adecuado, sistemas de ventilación y el uso de soluciones pasivas como toldos o vegetación para reducir la temperatura interior.
Además, es fundamental promover ayudas y programas que faciliten la implementación de estas medidas en los hogares más necesitados.
Combatir la pobreza energética no solo mejora la calidad de vida de las personas, sino que también contribuye a la sostenibilidad y a la lucha contra el cambio climático.
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